No dejes de pedalear
Fuente: dfuentescastro.com | 02/08/2022
Hacía ya un tiempo que había terminado mi contrato en el servicio de estudios del Banco de Francia. Conservaba una plaza de profesor asociado en la Université de Paris III – Sorbonne Nouvelle y vivía entonces en ese París que los locales llaman «bobolandia» (de burgués-bohemio, en francés), un poco profesor, otro poco flâneur, con lo justo en el bolsillo y pensando seriamente si no sería momento de volver a España, después de aquel segundo lustro en Francia.
Unos meses antes había coincido con Emilio en la entrega de un premio periodístico a la educación financiera, en el que había sido seleccionado finalista. No nos conocíamos de nada. Nos saludamos cordialmente, sin aquella efusividad con la que habría de prodigarse más adelante.
Entonces, recuerdo que en plena crisis de la deuda griega, a Emilio le llegaron un par de artículos míos publicados en eldiario.es. Me escribió. Necesitaba un relevo en su equipo de analistas macro. Con sólo una videoconferencia, sin trato ni referencias personales de ningún tipo más que mi trayectoria académica, Emilio me trajo de vuelta a España. Me dio todo el espacio que quise o fui capaz de ocupar en Afi. Exigencia y confianza fueron a la par. Y allí estuve tres años.
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